domingo, 31 de diciembre de 2017

Paseante dominical #Cuentocontigo: Periodista de guardia

Esta nueva historia hacía meses que dormía en un cajón. Qué mejor manera de dar la bienvenida a un nuevo año que proponerme continuarla, ésta y muchas otras. ¡Espero que os guste!


PERIODISTA DE GUARDIA

Es 24 de diciembre, casi medianoche y estoy completamente sola en la redacción, por cuarto año consecutivo. Solteros o casados sin hijos siempre hemos sido los candidatos ideales para trabajar en Navidad pero esta vez todos querían ponerse en mi lugar. ¡Cómo si los increíbles acontecimientos del año pasado fueran a repetirse! Hay momentos que sólo pasan una vez una vez en la vida.


Capítulo 1. HACE UN AÑO

En una noche como ésta no hay mucho trabajo. Lo habitual es hacer una ronda telefónica a Policía Local y Guardia Civil cada hora para interesarse por los percances domésticos navideños: cortes con el cuchillo jamonero, indigestiones y vecinos ruidosos. Una jornada laboral tranquila y no muy bien pagada que termina a las 6:30 de la mañana. ¿He dicho que suele ser una jornada tranquila? Hace exactamente doce meses, en la soledad de la emisora vacía, el sonido del teléfono me dio un susto de muerte. Era Salcedo, el cabo de la Guardia Civil. Quería avisarme de que la noche se había complicado: tres menores habían desaparecido, para más INRI un camión de cerdos había sido saboteado y los marranos corrían a sus anchas por las calles.


-¿Qué edades tienes los chicos? ¿Hay relación entre ellos?... El cabo me cortó antes de que pudiera seguir con el interrogatorio.


-Olga, son menores, no puedo facilitar aún más información, solo quería que estuvieras al tanto. Cuando sepa algo más te avisaré.

-Bueno, Salcedo, pues dígame algo más de los cerdos, ¿de cuántos estamos hablando? ¿Alguna incidencia de tráfico? ¿Podría tratarse de un robo frustrado?

El cabo fue lacónico y se despidió con prisa, así que decidí investigar por mi cuenta. Había dos empresas de cerdos en la ciudad, no podía ser tan difícil contrastar con ellos el incidente. El teléfono volvió a sonar para mi alarma pocos segundos después. Esta vez no era la Guardia Civil, sino una madre aterrorizada que me pidió ayuda para encontrar a su hijo desaparecido.

-Si pudiera anunciarlo en la radio, seguro que alguien le ha visto, tiene solo 8 años, lleva el pijama y zapatillas, ha huido por la ventana, vivimos en un primero ¿sabe? He ido a arroparle para asegurarme de que dormía y había una almohada en su lugar, ¡pero si solo es un crío!, ¿Dónde ha visto esas cosas?

La mujer describió sus ropas y dijo desconocer si era una fuga en solitario o había más niños implicados. Seguía hablando con ella cuando otro teléfono de redacción comenzó a sonar. Le pedí que no colgara y corrí a atenderlo. Increíble. El dueño del camión de cerdos llamaba para pedir la colaboración ciudadana y recuperar sus marranos. Apunté su teléfono y volví con la madre. Había colgado. Faltaban menos de 10 minutos para el boletín de medianoche y de repente tenía más información de la que podía contrastar. ¡Y yo que creía que iba a ser una noche aburrida! Redacté lo que tenía y me encaminé al estudio para la emisión en directo. Otro teléfono volvió a sonar, ¡esto era demasiado! Ojalá fuera Salcedo y tuviera buenas noticia. Efectivamente era el cabo, pero las noticias eran poco tranquilizadoras En casa de uno de los niños había un mensaje reivindicando el secuestro. Una organización denominada LIBERAD INOCENTES se hacía responsable. La nota impresa tenía alguna falta de ortografía, como si hubiera sido escrita por una persona extranjera aseguraba Salcedo.

-¿El niño se llama Sergio? Me ha llamado su madre, quiere que lo anuncie en la radio. Está muy preocupada y…

-Olga, te ruego que no lo difundas. Podemos dar pistas a los posibles captores. No sabemos a qué o quiénes nos enfrentamos. Danos tiempo. Por cierto, además de los cerdos ha habido otro incidente. Han robado los bogavantes de una marisquería. Diez ejemplares que iban para las comidas de Navidad. No tenemos tiempo ahora de revisar las cámaras de seguridad. En cuanto resolvamos el tema de los críos, te cuento más. Buenas noches.

A dos minutos del boletín informativo y una servidora tenía la cabeza en blanco. Una madre pedía mi ayuda, pero la Guardia Civil me rogaba que no informara. Solo podía hablar de cerdos liberados y bogavantes desaparecidos. Al terminar la emisión haría una investigación de campo. Esos niños me necesitaban…